La Fundación Cultural Indalecio Prieto, con sede en Madrid, y la Fundación José Barreiro, con sede en Oviedo, han conocido por la prensa la propuesta del equipo municipal de Gobierno del Ayuntamiento de Oviedo de eliminar de callejero el nombre del histórico socialista ovetense Indalecio Prieto y por ello muestran su asombro y condenan esta decisión que atenta contra la Ley de la Memoria Democrática a la que consideran como referencia legal, y sobre todo agravia los sentimientos políticos de numerosos ciudadanos.

La inmensa mayoría de los historiadores reconocen hoy a Prieto como un líder socialista del siglo XX que luchó siempre por la Libertad y la Justicia Social, en la línea reformista radical del fundador del PSOE, Pablo Iglesias Posse. Vivió con intensidad su condición de español y, rotundo defensor de la unidad de España, supo dar cauce a las aspiraciones autonomistas dentro del marco constitucional.

Nacido en Oviedo en 1883 y muerto su padre Andrés Prieto, depositario del Ayuntamiento y autor del Proyecto de las Ordenanzas de 1881, según cuenta Fermín Canella, se trasladó con solo ocho años a Bilbao con su madre y su hermano para poder subsistir en condiciones cercanas a la miseria. Bilbao fue desde entonces su ciudad adoptiva, pero nunca olvidó a Oviedo donde siempre tuvo grandes amigos de diversas ideas políticas: el escritor Ramón Pérez de Ayala, el escultor Sebastián Miranda, el pintor Paulino Vicente y el socialista Teodomiro Menéndez, que fue con él subsecretario de Obras Públicas, y tuvo muy en cuenta los intereses de Asturias.

Su permanente vinculación con Oviedo tuvo su última expresión en la exposición «Indalecio Prieto y Asturias», celebrada en Trascorrales en 2016, con el patrocinio de la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo y del Gobierno asturiano, en la publicación del extenso catálogo de la exposición, coordinado por el Archivo Histórico de Asturias, y en la cesión en depósito por la Fundación Indalecio Prieto al Museo de Bellas Artes del retrato realizado por el pintor Aurelio Arteta, que desde entonces se expone al público.

Además de importante periodista en «El Liberal de Bilbao» y gran orador parlamentario, diputado por Bilbao en todas legislaturas entre 1918 y 1936, fue excelente ministro de Hacienda y Obras Públicas en la II República y ministro de Marina y Aire y de Defensa en la Guerra Civil. En agosto de 1936 se dirigió radiofónicamente al pueblo español para condenar las represalias y los crímenes en la retaguardia republicana, negándose a aceptar la emulación de los cometidos en la zona sublevada y pidió piedad para los adversarios vencidos, compatible con la fortaleza en el combate.

Supo reconocer sus errores y así el 1 de mayo de 1942, en el exilio mexicano, pidió perdón ante su conciencia, el Partido Socialista y el pueblo español por la acción revolucionaria de 1934, proclamando a la vez el heroísmo de los obreros asturianos y condenando la sangrienta represión.

En agosto de 1948 firmó con el antiguo líder de la derechista CEDA, José María Gil Robles, el Pacto de San Juan de Luz para conseguir, tras el acuerdo de socialistas y monárquicos opositores a Franco, el retorno de la democracia a España sin violencia ni derramamiento de sangre. Este pacto, fallido por la falta de apoyo de países como Gran Bretaña y Francia, fue el antecedente de la Transición, aunque en 1948 la fórmula era Gobierno provisional y referéndum sobre la forma de Estado. Muchas de las aspiraciones de Prieto, como convertir a los españoles en ciudadanos y construir un Estado social y democrático están recogidos en la Constitución de 1978. También apostó activamente en los foros internacionales por una Europa políticamente unida.

Sin más consideraciones, nos sentimos legitimados para pedir al alcalde de Oviedo, don Alfredo Canteli, que retire la propuesta de eliminar el nombre de Indalecio Prieto del callejero. Queremos recordar el acuerdo que tomó la gestora del primer ayuntamiento franquista en 1937, en plena Guerra Civil, de arrancar su acta de nacimiento en el Registro Civil, consignando los gastos de la gestión en la partida presupuestaria para combatir las alimañas. Entonces, ante la negativa digna y tajante del juez del Registro, el alcalde anuló su propuesta.

Numerosas ciudades españolas tienen hoy calles con el nombre de Indalecio Prieto y en muchos casos se ha decidido con alcaldes y mayorías del Partido Popular y de otros partidos, porque todos han reconocido a pesar de ser adversarios electorales del PSOE, que Prieto fue un demócrata sustantivo que creía en la democracia parlamentaria y que además fue un hombre de bien.

Para finalizar, deseamos transcribir un párrafo de la carta que el jesuita Pedro Arrupe escribió a Prieto desde Japón en 1959: «Usted con entera buena voluntad procura ser útil para los demás y trabaja para que esta Humanidad cada día más desgraciada […] pueda gozar de la felicidad que todos ansian. Eso mismo pretendo yo: el camino y modo es muy distinto, pero el fin pretendido tiene muchas semejanzas».

En aras de la Justicia y de la Convivencia instamos al Sr. Alcalde a que renuncie a la propuesta del equipo municipal de Gobierno, que sólo podría explicarse por una confrontación política mal entendida, por desconocimiento de la Historia o por odio a la figura política de Prieto.

Con la esperanza de una justa y pronta solución, saludamos al Sr. alcalde y quedamos a su disposición para cualquier aclaración.

Firman la Carta:

Adolfo Fernández, director de la Fundación José Barreiro, y

Alonso Puerta, director de la Fundación Indalecio Prieto